Lunes 23 de octubre de 2006
Inesperado abstencionismo de 60 por ciento en la consulta calificada de "histórica"
Gana el sí a la ampliación del Canal de Panamá; 78% de votos
"Votemos o no, de todos modos lo harán", dicen pobladores de los barrios más pobres
Los trabajos comenzarían el próximo año para entrar en operación entre 2014 y 2015
STELLA CALLONI ENVIADA
Vista del Canal de Panamá por donde actualmente pasa 5 por ciento del comercio marítimo mundial Foto Ap
Panamá, 22 de octubre. El abstencionismo se impuso de manera sorpresiva en el referéndum celebrado hoy en Panamá en el que con casi 79 por ciento de votos se aprobó la ampliación del Canal, en una consulta que el presidente Martín Torrijos calificó de "histórica".
El presidente del Tribunal Electoral, Eduardo Valdés, anunció poco después de las 18 horas locales que ganaba el sí con 78.75 por ciento de los votos, sobre 21.25 por ciento del no, pero con una considerable abstención de alrededor de 60 por ciento, de los poco más de 2 millones 132 mil ciudadanos habilitados para sufragar.
El presidente panameño, Martín Torrijos -cuyo padre, el general Omar Torrijos logró la firma de los tratados por los que el país recuperó la sobernía de la vía acuática el 31 de diciembre de 1999- declaró: "hoy hemos sido protagonistas de nuestro destino, hoy hemos sentado las bases para construir un mejor país", aseguró en un mensaje a la nación en el cual recordó que "nunca en la historia, los panameños habíamos tomado una decisión de esta envergadura".
Subrayó que este "triunfo le pertenece al pueblo", sólo seis años después de que Panamá recuperó la soberanía de este Canal que durante más de 90 años ejerció Estados Unidos.
Prometió que los beneficios de estas obras -que requerirán una inversión por más de 5 mil millones de dólares- llegarán a la población, de la que 40 por ciento vive en la pobreza o la extrema pobreza, lo que calificó de "vergüenza".
"Ha llegado el tiempo de reparar, de construir y de unirnos hacia el futuro", subrayó, al celebrar los resultados de esta consulta en la que se aprobó la construcción de un tercer juego de esclusas para permitir el acceso a barcos más grandes que los que actualmente pueden pasar por los 80 kilómetros de vía acuática que une el Pacífico y el Atlántico, construida a principios del siglo pasado por Estados Unidos.
Desde las primeras horas de la mañana en un día de verano sin lluvias ni factores adversos, el referéndum se realizó con normalidad, pero también la abstención derrotó a las encuestas en un punto; mostró que no se recogió la incertidumbre ni las voces de gran cantidad de habitantes de las zonas más olvidadas: aquellos que sacudían la cabeza con incredulidad sobre los beneficiaros finales de una obra que además podrá tener serios efectos ambientales y para muchos también asoman los miedos a que la soberanía se limite.
Voceros de la Organización de Estados Americanos (OEA) felicitaron al pueblo panameño por su actuación en esta consulta, aunque algunos sectores opositores al sí como el Frente Nacional en Defensa de los Derechos Sociales (Frenadeso) denunció que se trató de un acto electoral "fraudulento", al asegurar que hubo "compra de votos" y otras irregularidades.
El tribunal anunció que estudiará unas 98 denuncias en todo el país, pero en general se habló de normalidad.
Durante este proceso aparecieron muchos de los miedos de una población que luchó durante casi un siglo por la recuperación del Canal, que vivió una invasión brutal por parte de la mayor potencia del mundo el 20 de diciembre de 1989, cuyos costos perduran hasta hoy en muchos elementos del nuevo Panamá.
Son diversos los sectores intelectuales, estudiantiles, trabajadores y militantes del gobernante Partido Revolucionario De-mocrático (PRD), así como partidos de izquierda que temen que detrás de esta ampliación del Canal pueda reanudarse una embestida de Estados Unidos para que este país firme un Tratado de Libre Comercio (TLC).
La apatía fue el signo, sobre todo a medida que se salía de los barrios donde habitan los más ricos. Para algunos analistas el abstencionismo demostró la falta de capacidad en la convocatoria de unos y otros.
En el caso del sí no había duda en el apoyo y la unidad de los grandes grupos económicos. Pero la campaña fue dirigida de manera elitista y nadie parecía recoger los datos de una realidad que está mostrando al mundo que la desigualdad aumenta en forma acelerada en Panamá, y que hay resentimientos y escepticismo.
También se expresan fuertes temores a que el proyecto sea una fuente de corrupción, o que abra las puertas a potencias extranjeras. Detrás del sí se advirtió además la preocupación por la posible construcción de un nuevo canal de unos 286 kilómetros de largo y que podría estar listo dentro de unos 11 años en Nicaragua.
Es como si la historia empezara a rondar con los mismos elementos de finales del siglo XIX y principios del XX.
El canal, abierto por Estados Unidos en 1914 y por donde pasa 5 por ciento del comercio marítimo mundial, podría llegar a su máxima capacidad entre 2009 y 2012, y permitir el paso de barcos con 12 mil contenedores, mucho mayores a los de cuatro mil contenedores que por ahora pueden pasar, según las autoridades.
Actualmente permite el paso de 300 millones de toneladas de carga anuales, las cuales se duplicarían con una vía ampliada. Los trabajos comenzarían en 2007 y las nuevas esclusas estarían funcionando entre 2014 y 2015.
Las interpretaciones sobre el abstencionismo serán múltiples y cada uno querrá llevar agua a su molino político, y también se habla de un "voto de castigo" contra el gobierno del presidente Martín Torrijos, sobre el que se centraban fuertes expectativas de las clases más empobrecidas.
Asimismo, se analiza que faltó capacidad de convocatoria de los partidos, lo que muestra las divisiones internas que provocó el tema. Incluso alcanzó al propio partido gobernante.
Desconfianza en el proyecto
Pero también algo faltó en los proponentes del no que no supieron llegar a aquellos que no estaban dispuestos a dar su voto a un proyecto en el que privaban desconfianzas múltiples.
Pero es entre los más pobres en los que este periódico encontró los discursos más fuertes en su decisión de no votar. "Votemos o no votemos ellos (los ricos) lo harán. Después de todo lo que estamos viendo alrededor nos muestra que se está construyendo un país para ricos y hasta para ricos de afuera, y nosotros seguimos igual", dijeron habitantes de un barrio marginal en esta capital. La mayoría espera un cambio desde hace mucho tiempo y consideran que ya no hay tiempo para esa espera.
Para otros pobladores pobres el abstencionismo -que tendrá diversas interpretaciones- muestra la brecha que existe entre el discurso político y lo que la gente real necesita. Esto significa una toma de conciencia y "será un buen mensaje para que se cumplan las promesas hechas para que este país comience a dar pasos contra la desigualdad", la cual es enorme, según revelan las cifras más recientes de organismos internacionales.
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